viernes, 16 de mayo de 2008

Mudanza

Nos hemos mudado a un nuevo blog que nos aloja:

http://www.nestormorales.wordpress.com

martes, 6 de mayo de 2008

Informe Comisión Equidad

Este es el Informe de la Comisión Meller a disposición de todos los interesados. Comentarios luego de leerlo.
Saludos.

martes, 29 de abril de 2008

En serio, Podemos vivir juntos!!!


Néstor Morales T. (nestor.mt@gmail.com)


Es difícil vivir juntos, digo, no solamente como pareja, familia o grupo de amigos, también apunto a la vida en sociedad, salir a la calle y llegar a sobrevivir al caos que puede significar esa travesía por la ciudad es casi un milagro en estos días. Pero no es un milagro, al menos en estricto rigor. Se trata del resultado de acuerdos esenciales, básicos si usted así lo quiere, pero acuerdos arraigados en los modos, usos y también costumbres. O sea, en efecto podemos vivir juntos.
La experiencia reciente y creciente en forma vertiginosa del uso de Facebook como herramienta de comunicación y más aún, de identificación social me parece de tal importancia que siento es momento de comenzar a darle una vuelta a nuestras formas de entendernos, de cohabitar y cooperar dentro del progresismo. En efecto, si algo podemos ver en las páginas personales virtuales es la gran cantidad de Quiz que contestamos para identificarnos con figuras, dioses, tipos de besos, filósofos, tendencias políticas, TENDENCIAS POLÍTICAS, que poseemos. La mayor cantidad de esos cuestionarios sobre política y sociedad la responden personas progresistas según arroja un miniestudio de Facebook. De ahí que creo es interesante exponer uno o dos puntos para discutir y sembrar la semilla de la concordia pues, para discordias, disensos y distancias ya tenemos bastante dentro de los partidos y sus cúpulas dentro de la opción progresista o de izquierdas, como guste decir usted.
Cualquiera dirá después de los párrafos precedentes que lo que sigue no es otra cosa que posmodernismo irracional, o peor, algo de filosofía new age desvencijada que invitará al final del artículo a ver cómo se quema una gran estatua de alambre en el desierto. Nada de eso. Quise comenzar poniendo un ejemplo tan general y obvio como el que en sociedad peligramos pero vivimos y vivimos medianamente bien, más aún, a diferencia de personas en el áfrica o en regímenes más duros, tenemos tiempo incluso para quejarnos, para el malestar. Eso es un signo de progreso -quién lo diría- pero así es.
Pasa algo muy similar, y este es el objeto de este artículo, con el progresismo.
Si algo han aprendido los conservadores en años de enfrentamiento contra liberales y progresistas es que la unión hace la fuerza. Incluso esa misma palabra es poderosa y así lo han entendido los regímenes e intentos por “conservatizar” (sí, vale imaginar que se pone a la soiedad en conserva es básicamente su objetivo) a la sociedad: la Unión Americana (El Sur en la guerra de secesión); la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); etc. Son ejemplos como el enmarcar el discruso dentro de referentes claros y concisos, o sea, llegar a acuerdos básicos y comunes es un paso primordial para luego realizar el siguiente, o sea llevarlos a efecto y trabajar sobre esa base, volver a ellos cuando existe contradicción y si ésta persiste, acaben siendo esos acuerdos “LO QUE NOS UNE” el último renglón de una discusión, variar de ello, optar por las apetencias específicas trae sólo la derrota. La historia y la épica desde Troya y el Peloponeso lo vienen demostrando.
Un problema como ese tiene el progresismo. Si hay algo que define ser progresista es la diversidad de sentidos que puede tomar una palabra como esa, o cualquier otra, la gracia de estar del lado de los progresistas es que puedes ser como quieras y aún así te acogeremos, trataremos de protegerte tanto como ara que puedas salir adelante, potenciar tus capacidades, aprovechar tus esfuerzos solidariamente, como padres cariñosos, padre y madre, nos cuidamos entre todos, las tareas se reparten, la responsabilidad es cuestión de todos y buscamos aprovechar los bienes para aprovechamiento de todos ahora y más adelante en el tiempo. Qué gran definición de lo que es ser progresista se dirá usted hasta ahora, pero en ella duermen y despiertan todos nuestros problemas.
Si se da cuenta, con esta definición la vida comienza a ser menos simple, menos fácil que la conservadora. Cierto, seguir un modelo asimilable a la de padres protectores, a diferencia de los conservadores que se guían por un modelo moral de padre estricto, pone las cosas más engorrosas.
Lo que a continuación viene es averiguar cuántas formas más o menos agrupables existen para ser progresistas. Teniendo siempre en cuenta que la convención de los párrafos anteriores es idéntica para todos los progresistas, existen diversas maneras de enfrentar ese modelo básico. Por ponerlo en términos mundanos, todos podemos ser una forma básica de comunicación, un Blog por ejemplo, pero todo agregamos cosas diferentes y elementos que adornan o mejoran según nuestro punto de vista nuestra habitación virtual. Igual cosa ocurre con la forma de ser progresista.
En mi experiencia y lectura he podido llegar a encontrar seis formas generales de progresistas, todas ellas pueden ser puras o no, en todos nosotros cohabitan varias de estas forma -sino todas- sin que colisione con nuestra forma básica de UNIÓN, esto es, el progresismo y es eso lo que quiero destacar.
Estas formas se encuentran diseminadas en diversos estudios, ditintos papers sectoriales e informes de CEPAL y PNUD pero en quien mejor los encuetro resumidos es en las tesis de mi teórico de cabecera ultimamente Geroge Lakhof, sobre todo en Moral Politics. Lakhof explica estas seis formas con matices propiso de estados unidos, aquí globalizaremos o glocalizaremos esos contenidos. No hay un orden ni jerarquía sólo los expongo conforme me acuerdo de ellos.
Así, existe una primera forma progresista que llamaremos Socioeconómicos, este modelo piensa que todo es cuestión de dinero y de clase siendo todas las soluciones de tipo medida económica y de clase social. Otra forma progresista es la de los Identitarios quienes piensan que ha llegado la hora de que su grupo oprimido se desquite y obtenga su parte expropiada hasta hoy por los demás. Una tercera forma de “progres” son los Ecologistas quienes “sienten” que la sostenibilidad de la tierra y racionalidad en su utilización junto con la protección de los pueblos autóctonos es la clave del progresismo. En cuarto término están los de las Libertades Civiles quienes buscan ampliar y proteger las libertades frente a cada amenza que haya de éstas. Luego encontramos a los Espirituales quienes vivien en forma nutritiva su religión o espiritualidad se centra su experiencia religiosa en los demás, en el servicio incluyendo su propia comunidad, este es un espectro amplio desde católicos hasta animistas. Y por último -aunque no ecluyente- se encuentra el modelo de los Antiautoritarios quienes exponen que en el mundo existen toda clase de formas ilegítimas de autoridad y que es nuestro deber luchar contra ellas sean grandes corporaciones o dictadorcillos de turno.
Todas las personas, incluso los conservadores y neocons (Zaldivar; Flores; Mulet) son parte de alguno o varios de estos modelos de progresismo, todos pueden converger en las definiciones que dábamos más arriba el asunto que nos diferencia con los Conservadores y Neocons militantes es que en el rpogresismo seguimos creyendo que son modelos excluyentes, y que nuestra visión particular es la única y mejor manera de ser progresista. Piense en los antiguos militantes de base de partidos de izquierda, su frase habitual sobre las cúpulas: “Ese sí que es radical, socialista, pipiolo, etc. de verdad, como los de antes”. Craso error, excluir ha sido el principal escollo desde los albores de la República para el progresismo. Podemos Vivir Juntos, esa es la consigna.
Piense usted en la izquierda extraparlamentaria, con sus discusiones quiebres y acusaciones recíprocas de “vendidos” “faltos de identidad o clase” son elementos descalificatorios que poseen una carga emocional enorme pero que se ciegan ante el evento más grande y verdaderamente grato de que quieren cosas básicas iguales para todos, por tanto si abandonaran su deseo de primacía sólo por cuestiones particularísmas, en efecto Juntos Podrían pero como sguen abanderándose en sus caracteísticas o subcaracterísticas del progresismo, Ni Juntos Han Podido, Ni Podrán. La Concertación tiene los mismos traumas aunque alcanzar el poder tiene un efecto magnético distinto (miedo a perderlo) que es propio de la política, lo que hace a la postrer todos firmen los acuerdos que los han llevado a detentar el poder durante 20 años.
Qué es lo que viene, Para qué estas reflexiones. No se trata sólo de que existan elecciones pronto y haya que agrupar a los equipos hoy desencantados o dispersos, se trata de responder, principalmente, a la inquietud que habita entre los jóvenes, ese malestar, puede subsanarse si sólo se comienza a enmarcar el discuso en frases cortas y elocuentes; en pesamiento simple, aunque profundo; reenmarcarnos en el pensamiento sutil ese que no trata de poner las botas encima sino sugiere y encanta, moraliza en forma horizontal y hace que vayamos compartiendo principios y valores como se comparte y se disfrutan las buenas cosas del progesismo, de la vida como el amor o el vino: degustándolos.
La experiancia de buscarnos hasta encontrarnos unos a otros en herramientas comunicacionales como Facebook, Sonico y otros esun paso de identidad de grupo propia de las sociedades civilizadas, la búsqueda de identidad particular en los Quiz y en las preguntas por cuestionarios simples es un elemento que muestra un nicho abierto que tenemos que llenar también con acción, para que la política, el debate y trabajo sobre cuestiones públicas (esas que nos importan a todos) no sean solamente una agradable charla virtual. En serio, podemos vivir juntos!!!xD.

martes, 15 de abril de 2008

Por qué gana Berlusconi



Néstor Morales T.(*)


Si a usted le recomendaran que debe siempre elegir las cosas respecto sólo de su interés, es decir, por su utilidad, seguro que nunca compraría nada bonito. Esta vieja frase de un gran publicista es la mejor explicación de lo compleja que es la cuestión de la elección en las personas. Más aún si se trata de elegir a otras personas, pasa en la amistad, en el amor y ciertamente en la política.


Silvio Berlusconi, Il Cavaliere, como es llamado por la prensa sabe de esto, mal que mal ha forjado un imperio basado en imágenes, en visiones respecto de cosas. Para estas elecciones, por ejemplo, ha prometido reducir la enorme deuda pública de Italia, recortar impuestos y liberalizar el altamente regulado sector de los servicios. Pero muchos italianos temen que la inestabilidad política impida al próximo gobierno reavivar la economía, que está al borde de la recesión. Aún así, la Italia libre, el Pueblo de la Libertad ha votado a Berlusconi!


Il Cavaliere está compelido a solucionar el caos que atraviesa el país y reactivar la economía nuevamente. Nadie cree que lo vaya a hacer en realidad pero aún así han optado por la derecha, se han replegado en un voto conservador, regionalista en particular que derrotado -y esto es lo interesante a analizar- a los progresistas de Veltroni.


No es casualidad, pero tampoco es tan inexplicable. Lo ocurrido en las votaciones del domingo y ayer lunes es una muestra de ingeniería política distinta a la que solemos tratar de usar, se trata de la política de la “maniobra” término que en el Italiano (que se habla en Italia, para los despistados) no tiene la valoración que se le entrega en el castellano que hablamos en Chile. Una maniobra es una jugada política una elaboración destinada a conseguir o mantener el poder, a través de tácticas sutiles y algo de suerte como en la mayoría de las cosas en la vida.


Con la reunión de los progresistas bajo el alero de L’Ulivo, el ex alcalde de Roma Walter Veltroni llevaba una ventaja insuperable, a paso tranquilo se iba armando de un paraguas difícil de despreciar, este es, la gran mayoría de centroizquierdistas italianos: demócratas, puros y simples si se quiere. Al menos eso creía.


Con el gobierno a su favor dirigido ni más ni menos que por Romano Prodi. Así las cosas, la obsesión de Veltroni por alejarse del PC Italiano (un partido más que progresista) iba dando sus frutos, haciendo que el deseo abrigado por Veltroni, el líder que había conseguido que más de dos millones de italianos votaran su dirección del nuevo referente Partido Democrático (http://www.partitodemcoratico.it), de acercarse a un sistema bipartidista como el estadounidense se fuera convirtiendo en realidad. Claro, olvidando, como siempre lo hacen los progresistas, que los conservadores, la derecha italiana y del mundo también se daban cuenta de esta “maniobra”.


En castellano, chino mandarín, inglés y hasta en latín o griego, este relato debe significar lo mismo, o sea, para los conservadores la tarea era sencilla: si el tranco avanza con paso regular e inexorable hacia la victoria del adversario, lo que se debe hacer es cortarlo. En lenguaje futbolístico: había que “bajarlo”.


La manera de evitar que un personaje popular caiga no es atacarlo directamente, sino a su investidura y si no es posible eso, entonces a su base de apoyo, apurarlo, cortarle la variable que juega en su favor y en este caso era el tiempo de Gobierno de Prodi, por lo que el desencadenamiento de las irregularidades y tensiones que llevaron a Romano Prodi a la dimisión y llamado a elecciones anticipadas sorprendió al progresismo completamente, tanto al de Veltroni como a los Comunistas y hasta el UDC de Cassini, que sin ser progresistas propiamente tales, sin duda que se esfuerzan por no saludar a Il Cavaliere.


La política italiana posee una tradición envidiable y una actualidad que siempre permite observarla con una sonrisa intrigante, deliciosa, diría algún analista conservador que conozco. Lo cierto es que este episodio no escapa de eso. Aún tratan de explicarse cómo cayó el gobierno y lo que jugaba antes a favor se volvió completamente en contra de los que venían construyendo. Además, Veltroni escogió llevar adelante una campaña basada en la larga explicación de hechos y cifras que más que campaña parecía una lista de supermercado. Si algo hemos aprendido es que no votamos por los que nos explican y detallan sino por la fuerza de un candidato, de una sola idea. Debemos pensar en cómo hará el votante ara explicar su voto: lo hará con una larga exposición ante su esposa mientras termina de preparar la pasta, o debe hacerlo con entusiasmo tal que la contagie que sume adherentes antes que reflexivos analistas políticos. Erró Veltroni en la estrategia, dijo demasiado y tenía poco tiempo, quería sorprender con una larga perorata, jugó hacia al lado, en terminología del fútbol. La diferencia la puso una vez más Berlusconi: tres pases y remató al arco, con agresividad, llamó a la libertad pero libertad de los que tienen secuestrada la economía italiana, liberar a Italia es liberar a personas como él que con esfuerzo y muchas astucia han conseguido lo que tienen. Cuestión que para el votante de centro (la enorme mayoría de votantes en todas partes) es fácil de comprender y aceptar incluso sabiendo que no se refleja en sus intereses pero sí en su campo valórico y de eso, la derecha y los conservadores saben de sobra.


De esta forma y con más elementos que no caben en una pequeña columna Silvio Berlusconi se convirtió en el líder del Gobierno número 62 desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y el que guiará a la cuarta mayor economía de la Unión Europea en lo que ya muchos llaman la construcción de la Tercera República, mientras nuestros progresistas se quedan boquiabiertos preguntándose todavía qué habremos hecho mal.


Si se quiere un resumen, el gran error de Veltroni fue alejarse del PC, separar al progresismo sólo derrota al progresismo, pues lo único que consiguió en este afán diferenciador es crear una máquina semejante en todo al PC italiano, pero compitiendo por lo mismo. Aquí es donde debemos volver a los grandes hombres y prestar atención a Goethe con esta frase que da cuenta de los errores del progresismo y esta vez de Veltroni y compañía: “Si yo pinto mi perro exactamente como es, naturalmente tendré dos perros, pero no una obra de arte“.

(*)Para discutir con el autor, dirigirse a:
nestormoralestapia@gmail.com



martes, 8 de abril de 2008

Lo que odio de ti


El problema de la píldora del día después para el progresismo



Por qué tanto alboroto por el pre-fallo del Tribunal Constitucional . Cuál es el alcance de una decisión respecto a una pildorita entre tantas otras que existen en el mercado. Cuál es la verdadera consecuencia de este hecho. Y por cierto, por qué nos enoja tanto a los progresistas y liberales de este caso que revuelve el estómago y saca a las mujeres a la calle.
Esta columna no busca en modo alguno discernir las facultades de salud pública de la píldora, ni dirime entre el aborto o la vida.; lo que sí intenta, es establecer las razones de ese enojo. Bajo qué elementos es que reaccionamos como niños taimados y con agresiva “fuerza ciudadana” en las calles.
Cuando aparece por TV la Ministra de Salud hablando de los grandes retrocesos que traerá el fallo -que aún no conoce y del que sólo por chisme ha tenido noticia- respecto a los avances alcanzados en políticas de fertilidad, mientras que en otro canal un médico de voz chillona fulmina anatema a cuanto “defensor estricto de la vida” pulula en el Congreso Nacional y, sin cansarnos aún, es posible ver en otro canal a estos mismos defensores con mirada eclesiástica, casi asimilable a la del Cristo de Zeffirelli (todas las semanas santas en TVN), llamando a la calma al rebaño de Dios, al país, porque el TC esta vez fallará a favor de la vida. Uno logra preguntarse qué pasa, por qué una medida pequeña en relación con el universo de elementos de la discusión sobre planificación familiar afecta tanto nuestra convivencia.
La respuesta tipo debiera ser que una decisión así afecta la igualdad, lesiona los derechos fundamentales, la libertad de vientre, etc. Pamplinas. ¿Qué desconcierta a los liberales en este tema? Porque si lo único que nos encoleriza es la inconstitucionalidad en la repartición en consultorios a las mujeres de la “píldora del día después” y por ende, su prohibición de distribución gratuita, permítanme esbozar al menos una sonrisa sarcástica.
El asunto debe ir por otra parte, y así es que lo que nos enoja es que los conservadores nos descubren otra vez sin argumentos, otra vez con una agenda que no es nuestra, otra vez con un tema que puede convertirse en una bola de nieve para cuestiones más profundas y no nos habíamos dado cuenta.
En efecto, nuevamente han sido los conservadores quienes han impuesto su discurso y una vez más, el sector progresista ha debido reaccionar, “paletear” si se quiere, desde dentro de la conversación que otro se adelantó a nosotros en poner sobre la mesa. No se trata, como hemos dicho antes, de que la culpa sea de los medios de comunicación que pertenecen a los conservadores, se trata de que no somos capaces de poner nuestra visión, nuestros valores en la escena pública. La desarticulación sobre lo que estamos de acuerdo es flagrante, sin acuerdos mínimos, si saber de qué hablamos cuando hablamos de progresismo, se hace muy difícil lograr mostrar a los ciudadanos, incluso a los que piensan como nosotros una idea simple y clara de lo que significa ser progresista.
Claro, es posible decir que hay muchas formas de serlo, hay muchas y diversas maneras de enfrentar el problema del control de natalidad, el aborto, la vida, el amor, el sexo, la muerte. Sí, pero debe existir una idea mínima que nos una alrededor de dos o tres frases sencillas. Frases que además debían estar dando vueltas en el discurso cotidiano desde hace tiempo porque los 2000 años de cristianismo nos llevan demasiada ventaja. No es fácil competir con quien pone a la Biblia como último argumento y si los nuestros son sólo hechos, cifras y porcentajes de políticas públicas no vamos a conseguir nada. Los hechos por ciertos que sean si no se ajustan al marco valórico de las personas, al discurso de los ciudadanos progresistas y de centro, entrará por un oído y saldrá por el otro. La verdad sola, no nos da garantía de triunfo. Es por eso que el abogado conservador Jorge Reyes a pesar de apoyarse sólo en su desparpajo y falta de cortesía logra echar por tierra todo argumento científico, logra hablar desde la lógica del padre estricto que sabe lo que es bueno para sus hijos, eso lo captan los conservadores puros y los rasgos conservadores nuestros (inconscientes) lo resienten y hasta nos baja la culpa por estar a favor de la muerte (aborto).
Qué valores de familia posee el progresismo. Acoger, escuchar, permitir espacio para desarrollarse, PROTEGER y guiar antes de castigar. Nosotros creemos en el fondo que los niños nacen buenos y sólo es necesario ayudarles y no formarlos de nuevo como sí lo diría un conservador. Ese es nuestro background, con él nos acercamos a la política.
Entonces, cuando enfrentamos el tema del aborto, qué podemos decir. Pues bien, puras contradicciones. Ante ese escenario, déjenme decirles que todavía queda un factor más que nos tiene por los suelos estos días y es la carencia de liderazgo de opinión dentro de nuestra coalición. No es que esperemos señales de Oz con cada tema que salta a la palestra pero sí quisiéramos que nuestros líderes estuvieran de acuerdo en esas pequeñas cosas que llamábamos recién a colación. Ponerse de acuerdo es lo mejor que se puede hacer en política, antes de vencer o morir o avanzar sin tranzar, saber quienes y cuantos somos es fundamental si no, nada tiene mucho sentido.
Hoy nuestras alianzas se ven derruidas porque las cosas que nos pregunta el acontecer (pauteadas todas por la derecha) son aquellas que hemos pospuesto porque decidir quién es más gallo para presidir los partidos pareciera una mejor tarea que nos quita todo el tiempo. Mala estrategia por lo demás, pues a pesar de ganar no ganamos, puesto que no sólo debemos cargar con sistema económico del que carecemos de ideas diferentes ahora también no podremos avanzar en lo valórico puro y simple, porque no nos hemos dado el trabajo que los conservadores sí, en decidir qué cosas nos parecen y no importantes respecto a la vida, la salud, el sexo, el amor, etc.
Es cierto, no toda la culpa es nuestra, pero a veces da la impresión que sí y es eso lo que nos encorajina contra nosotros mismos, es el retrato de Homero convenciéndose mentalmente de no hacer o decir algo y termina siempre con un UH!!! Y yerra una y otra vez. Claro, queremos a Homero, es simpático y bonachón pero recuerden que a la hora de ganar, como aspiramos en política, él nunca lo ha hecho, y sí, querámoslo o no sigue siendo un perdedor.
En suma, esta columna no busca decir si la píldora ayuda o no a las políticas de planificación familiar, es abortiva o no, dulce o salada, mala o buena, gratis u onerosa, pero sí da cuentas más ciertas de qué nos pone de malas cuando sabemos de antemano y por vía del chisme qué decisión una institución que no hemos tenido tampoco ni el tiempo ni el arrojo de repensar para convertirla en un sitio más democrático, pluralista y razonable para tomar las decisiones que en el marco de nuestro ordenamiento jurídico se le pregunten en última ratio.
El consejo es medir las consecuencias del fallo no solamente en la distribución del medicamento en cuestión sino la posibilidad de abrir el debate a cuestione más profundas que persiguen los conservadores como son el aborto, el control de la natalidad, el matrimonio, las relaciones familiares entre homosexuales, et. O sea, cómo estas pequeñas batallas ganadas por los conservadores logran mantener al país donde el marco cognitivo del progresismo no quiere, asimismo es urgente replantear el discurso, no hablar como los conservadores, buscar el lenguaje sencillo que transmita la idea de padres protectores y libertarios que escuchan y acogen, adecuarlo al problema en cuestión y comunicarlo con eficacia por todos los canales posibles. A ver si espabila con esto nuestro progresismo y deja un rato de pelearse por períodos de liderazgo de equipos sin ideas, contradicciones y carencias .


Las Amapolas, Abril de 2008



Néstor M. T.

lunes, 7 de abril de 2008

No Pienses en un Elefante



Néstor Morales T. (*)




Si yo le dijera a usted: ¡No piense en un elefante!, con toda seguridad será en lo primero que usted pensará. No se trata de una torpeza o algo parecido, sino que las personas solemos "movernos" en el mundo, sobre todo en el de las relaciones sociales, a través de marcos cognitivos, es decir sobre recreaciones de imaginarios que concretizan las ideas a través del recuedo de una construcción, un archivo en una carpeta determinada de nuestro disco duro si se quiere con lso que podemos llevarnos con las personas.


Compartir esos imaginarios, o esas construcciones conceptuales acerca de las cosas del mundo con otras personas es lo que lamamos identidad de grupo, de tal manera, la dentficación con ciertos valores, intereses y personas en política pasa por cuestiones muy asentadas en nuestra visión del mundo y por tanto, muy difícil de cambiar.


Cuando hablamos de política el cuento del elefante está muy presente. Así, en el caso de Nixon en USA cuando apareció ante miles de personas y les dijo "Yo no soy un bastardo" hizo que por lo menos el 35 a 40% de las personas que lo veían en ese minuto por TV creyeran firmemente que lo era, pues claro logró con el lenguaje representarselos. Más fácil ejemplo aún es la serie The Simpsons en la que en casi todos los episodios, ese gordo maravilloso que es Homero trata mentalmente de no decir o actuar de determinada manera pero su marco cognitivo lo fuerza a actuar a veces contra de su intereses, mismas razones que la gente vota por Arnold Scharzenneger o Carlos Menem.


Digo todo o anterior para analizar someramente el casod e la acusación constitucional contra la Ministra Yasna Provoste y criticar el actuar estratégico de quienes siempre se encuentran "paleteando" antes que planificando en política, me refiero al propio sector que adhiero, este es el progresismo o izquierda (como usted guste).


Cuando es la propia Presidenta de la República quien además de su actuar evasivo y contradictorio sale a recordar que se está cometiendo un femicidio político en una cultura donde efectivamente un amplio margen de hombres ha golpeado mujeres o abusado en alguno forma de ellas y las víctimas (también votantes) suelen proteger y esconder esos abusos, no consigue precisamente victimizar a la Ministra y si lo hace, sólo encuentra que eld ato pase por alto. Igua cosa sucede con las declaraciones respecto de su origen indígena y su estrato social, cuando vivimos desde hace mucho en un país con una cultura aspiracional en la que nadie quiere siquiera acercarse a los indígenas ni a los pobres por la manifiesta discriminación de color, etnia y cantidad de dinero demostrable que posee la media chilena, cuestón que nuevamente sólo cae de vuelta contra la pobre y vapuleada militante DC.


Aquí se puede verificar la primera falacia en política: "La verdad os hará libres", o sea si les cuentas detalladamente los hechos a las pesonas estas forzosamente arribarán a conclusiones inteligentes y de acuerdo a lo que pensamos. Craso error, lo que interesa a las peronas es la forma cómo nos acercamos a su marco cognitivo, a su universo moral, es decir, cómo a construido su imagen de la familia y con eso traspola a todo ámbito de cosas sus decisiones.


Nada de esto ha estado resnete en el diseño estratégico de La Moneda en la que la cultura de la filtración (intencional y no) es la que prevalece con tintes de autosalvataje y también de arrogancia cmpetitiva y que muy poco, o nada en verdad, se hace por el colectivo teniendo los resltados que vemos por los diarios.


Tampoco se puede echar la culpa a la editorial de los diarios que pertenecen a los mismos intereses de derecha que los parlamentarios o las grandes industrias, cuando se habla desde el colectivo, desde la identidad moral se logra hacer adherir a los que piensan como uno y seducir a quienes ne polítca son centristas, o sea, que su marco cognitivo se modifica en razón de que el candidato o el orador logre hablar desde o hacia su marco cognitivo y hacerlo decidir de acuerdo a su interés.


Qué hacer entonces con las cartas echadas como están.


En ele stado actual de cosas, seguri insistiendo en el tema de la religiosidad de la ministra es un error, funciona ir a alojarse donde los curas pero no la romería que para quienes van a votar a favor o en contra de ella (que no es la opinión pública) lo ven como meddas desesperadas e insultivas a sus marcos cognitivos. Así, para los liberales parecen supercherías mientras que para los conservadores aparece una mujer rtratando de usurpar su terreno moral como es la religión. Entonces debe terminar co el tema de la religión. Por el contrario si algo no se ha explotado es su perfil regionalista, desde ahí debe acercarse al gobierno a hablar con los Senadores que con opción podrían votar en contra de la cusación, hablarles desde la regionalidad de la ministra, del error no forzado, del daño democrático, del compromiso, de asumir la culpa e integraros en las decisiones sobre reforma del Estado, eso es lo que buscan, que se acepten sus ideas más que derribar un Gobierno, lo que buscan es ser integrados como personas importantes y el espaldarazo de La Moneda a quienes entre los cuales se encuentra nada más y nada menos que el Presidente del Senado me parece del todo razonable.


Como cuestion a mediano plazo (a largo plazo estamos todos muertos) está el tema de la re-identificación con los valores que nos hacen progresistas, de izquierda, concertacionistas por fin, pero eso lo iremos viendo con los días y las palbras en este y otros lugares, mientras quedémonos con la tarea más difícil: alejarnos del discurso que su contendor quiere imponerte y concéntrese en frases simples que engloben todo su universo moral, familiar y político, hábleles con sencillez, recuérdeles de donde vienen, cuáles han sido sus errores y aciertos, hágase parte de ellos sin asumir sus palabras, muéstreles sus propias convicciones y por favor, haga lo haga, ¡no piense en un elefante!
Las Amapolas, Abril de 2008



(*) Socio de Morales & Asociados. Director Ejecutivo Observatorio DDHH




martes, 18 de diciembre de 2007

La Política no es para Clérigos

Fernando Savater
En España, los obispos hablan de que se da una "ofensiva laicista", algo que suena parecido a que los militares birmanos protestaran porque en su país se produce una "ofensiva democrática".
A mi juicio, hay al menos dos aspectos distintos a tratar. El primero, más personal: ¿qué papel deben tener las creencias y símbolos religiosos en la vida intelectual de una persona reflexiva del siglo XX? Algunos piensan que no deben tener más que un valor muy limitado: Goethe dijo que quien tiene arte y ciencia ya tiene religión, pero que quien no tenga ni arte ni ciencia necesita una religión.
En cualquier caso, no parece mínimamente honrado ni justificable utilizar "soluciones" religiosas para perplejidades físicas, biológicas o cosmológicas. Si entendemos por Dios algún tipo de entidad sobrenatural, su intervención parece de poca ayuda informativa a la hora de resolver cuestiones naturales.
Pero eso no impide que ideas o símbolos religiosos tradicionales puedan servir para estilizar ideales morales o sociales de compasión, solidaridad, justicia, fraternidad humana, etc. Creo que lo expresó muy bien George Santayana: "Las doctrinas religiosas harían bien en retirar sus pretensiones a intervenir en cuestiones de hecho. Esta pretensión no sólo es la fuente de los conflictos de la religión con la ciencia y de las vanas y agrias controversias entre sectas; es también la causa de la impunidad y la incoherencia de la religión en el alma, cuando busca sus sanciones en la esfera de la realidad y olvida que su función propia es expresar el ideal".
A veces incluso los menos piadosos sentimos deseos de echar mano de alguna referencia simbólica religiosa cuando se arremete injustamente contra valores que apreciamos como básicos: por ejemplo, yo lo he sentido al escuchar aquellas declaraciones del premio Nobel James Watson asegurando que las ayudas al desarrollo en Africa pueden fracasar porque no toman en cuenta que los africanos son genéticamente menos inteligentes que la raza blanca. En casos como éste, como dijo aquel libertino francés, me gustaría que existiese el infierno para los impíos... aunque me pesara.
Pero otra cuestión distinta es la influencia institucional de las Iglesias o, mejor dicho, de los clérigos en la política de nuestras democracias.
Ahí creo que habría que ser radical, no en la defensa del secularismo sino del laicismo. La separación entre Iglesia y Estado debe ser neta, sobre todo en aspectos como la educación. Por supuesto, no se debe permitir que la influencia clerical vete ciertas leyes o que pretenda orientar el currículum escolar de los alumnos. En España hoy existe una fuerte polémica al respecto: muchos padres de diversas confesiones religiosas —aunque mayoritariamente católicos, alentados por la Conferencia Episcopal de mi país, desgraciadamente muy activa en cuestiones políticas desde su pasado pero aún reciente apoyo a la dictadura franquista— sostienen tener derecho a que sus hijos no reciban otra formación moral en la escuela que la correspondiente a sus respectivas creencias.
Es precisamente lo opuesto a lo que yo considero la función pública de los centros de enseñanza. Mi opinión se acerca mucho más a la expuesta por Bruce Ackerman: "El sistema educativo entero se asemeja a una gran esfera. Los niños llegan a la esfera en diferentes puntos, según su cultura primaria; la tarea consiste en ayudarlos a explorar el globo de una manera que les permita vislumbrar los significados más profundos de los dramas que transcurren a su alrededor. Al final del viaje, sin embargo, el maduro ciudadano tiene todo el derecho a situarse en el punto exacto donde comenzó, o puede también dirigirse resueltamente a descubrir una porción desocupada de la esfera".
Por último, creo importante subrayar que en una sociedad democrática laica —perdón por la redundancia— los críticos de las creencias religiosas deben tener todo el derecho a formular su pensamiento, no en nombre de la libertad de expresión sino por respeto a la libertad religiosa. Porque de la historia universal de las religiones forman parte San Pablo, Mahoma o Dante, pero también Voltaire, Nietzsche y Freud.